Ayer, día 26 de mayo, el embajador israelí acudió a un acto de inauguración en el bilbilitano barrio de Consolación, la antigua Judería. Su presencia supone la enésima muestra de la connivencia que desde los gobiernos centrales, autonómicos y locales se ofrece al Estado de Israel y a los crímenes que éste comete contra el pueblo palestino. No solo eso, supone una manipulación perversa y repugnante de una parte del legado histórico de ésta y muchas otras localidades.
La riqueza cultural presente en nuestros pueblos y ciudades durante el periodo medieval, debida a la convivencia de diferentes colectivos, es un hecho que bien merece ser resaltado e impulsado su recuerdo. Sin embargo, el intento de vincular dicha herencia cultural a un estado, el israelí, que incluso desde antes de ser creado hace 60 años, está cometiendo una limpieza étnica en la tierra palestina, es un acto de manipulación de nuestra historia y una sucia maniobra para convertirnos en cómplices de sus crímenes.
¿Cómo es posible que el señor Raphael Schutz, embajador de Israel en el Reino de España, sea llamado para impulsar el legado cultural de Calatayud? ¿Qué relación une al señor Schutz con las personas que hace 600 años habitaban Calatayud? ¿A caso son parientes?
Dado que el embajador israelí representa única y exclusivamente a los habitantes de Israel y que el Estado de Israel solo reconoce como válida una de las corrientes del judaísmo, debemos concluir que Israel y por ende, el embajador israelí, no representan a todas las personas judías del mundo y muchísimo menos a las que hace siglos habitaban en un barrio de Calatayud.
Su presencia en el citado acto solo puede ser entendida de una forma. Por un lado es un intento de legitimar al Estado de Israel en su carácter exclusivamente "judío", lo cual supone el apoyo implícito al sistema racista israelí que convierte en ciudadanos de segunda a más de un millón de habitantes de Israel de origen árabe y que son considerados como intrusos en su propia tierra. También supone un genocidio cultural, ya que legitimar dicho carácter de Israel, supone la anulación de la cultura palestina milenaria. No olvidemos que para la creación de Israel fue necesaria la expulsión y el asesinato de los palestinos que habitaban esa tierra. Se redujeron todos sus pueblos y ciudades a cenizas, sobre las que se levantaron nuevas ciudades a las que cambiaron los nombres palestinos por unos nuevos en Hebreo y de esta forma tratar de hundir en el olvido de la historia incontables siglos de cultura palestina y su legítima unión con “toda” su tierra, Palestina.
Por esta atrocidad, cultural y criminal, el Foro Palestina Libre de Zaragoza llevó a cabo ayer una acción de protesta pacífica en la que se demostró que la normalización de relaciones y la impunidad de la que parecen disfrutar no es aceptada por todas las personas. Una vez más se consiguió dejar claro que pase el tiempo que pase, sus crímenes se van a encontrar con el rechazo popular. Que nunca vamos a olvidar a las víctimas y que vamos a llevar su recuerdo allá donde ellos vayan. Y todo ello a pesar de la constante represión que la Policía Nacional ejerce contra los activistas. A pesar de no haber incurrido en infracción alguna la policía procedió a identificar a todas las personas presentes y a requisar las pancartas y banderas que portaban, con el objeto de que nada pudiera molestar al embajador. Servilismo ruin e interesado. Tal y cómo el jefe de seguridad dijo "alguna perrica caerá en el pueblo".
Además del acto reprimido por la policía, varios miembros del Foro Palestina Libre se desplazaron a Calatayud por la tarde para llevar a cabo una charla sobre la evolución, la situación actual de la ocupación israelí y el papel de la mal llamada comunidad internacional. La charla y lo que es más importante, el posterior debate llevado a cabo fue posible gracias a la invitación de varios vecinos que mostraron su preocupación por la vinculación de su localidad con un estado acusado de crímenes de guerra y contra la humanidad. La charla discurrió satisfactoriamente a pesar del intento de boikot llevado a cabo por un hombre que a base de insinuaciones falsas, calumnias y de monopolizar el debate sin argumentar nada en absoluto trató, sin éxito, de sembrar la duda y la confusión en los vecinos que se acercaron para conocer la realidad de un drama que dura en exceso y sobre el que se sabe muy poco a nivel de calle. Al final, el debate fue muy fluido y cercano. Las personas allí presentes comprendieron la magnitud de los crímenes cometidos por Israel y se pudo sentir su solidaridad con el pueblo palestino y su digna resistencia a la ocupación.
¡Viva Palestina Libre!