Se acaba de iniciar una nueva ronda de conversaciones entre palestinos e israelíes en Estados Unidos. Tras un verano de globos sonda por un lado, es decir, contactos indirectos entre las partes para no provocar más a los palestinos hartos de la ocupación israelí y de la incapacidad de la Autoridad Palestina (AP) y amagos por otra, o sea, Mahmud Abbás diciendo que no participará si no se detiene la construcción de asentamientos y Benjamín Netanyahu que asistirá si no hay condiciones previas, el interés que tiene esta enésima ronda es el mismo que tendría la presentación de la película Rocky 6.
Los directores y actores principales de la primera entrega de Rocky sabían que se trata de un entretenimiento apenas apto para un público infantil y mayores ávidos de evasión. Sin embargo hicieron creer a espectadores de todo el mundo que era la película de la década por lo menos. Para convencer a la opinión pública el gobierno estadounidense, el principal promotor de las anteriores conversaciones y la que se va a celebrar, ha presentado ésta como la que va a “resolver todos los asuntos del estatus final, que creemos podrán ser solucionados en el plazo de un año”, en palabras de la secretaria de estado Hillary Clinton.
Aún se recuerda, si se deja de lado el preestreno de Madrid en 1991, el cartel anunciador de la primera película de la saga en 1993: las “Conversaciones de Washington”. También se conoce desde entonces como la “Declaración de Principios” (DP) y el “Proceso de Oslo”.
Más que una película es una interminable serie a cuyos capítulos –variaciones sobre el mismo tema- se les ha ido dando el subtítulo de la ciudad en la que han sido rodados: Anápolis, Sharm-el-Sheij, Taba, Wye River, París, El Cairo, Camp David, etc., hasta hoy que, cosas del cine, vuelve a Washington esta vez de la mano de la mujer del ex presidente Clinton, organizador de las conversaciones de paz de 1993 en la misma ciudad.
Las localizaciones han sido sugerentes y los efectos especiales han funcionado una temporada tras otra, sobre todo el denominado Autoridad Palestina, título oficial que se dio en la DP a una institución aparentemente de proto-gobierno, pero sin legitimidad alguna entre los palestinos al convertirse en un instrumento subvencionado y manejado por los dueños de la industria del entretenimiento político, lo que se conoce como el Cuarteto: Naciones Unidas, Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia.
En 1993, los sonrientes Bill Clinton, Isaac Rabin y Yasser Arafat se abrazaban en la rosaleda de la Casa Blanca, mientras el mundo extasiado aplaudía la escena gracias a otro efecto visual popularizado por la CNN: “asista en directo a los acontecimientos históricos, forme parte de la historia”.
Las apariencias y los efectos sustituyen a la paz, ya que sin justicia no se da ésta y con justicia sobran aquéllos. El proceso se completa con continuas conversaciones entre líderes políticos, abultados estudios de analistas y expertos y muchos proyectos por parte de las organizaciones no gubernamentales (ONG), todo pagado por los mismos que organizan el resto del espectáculo.
Nadie recuerda a los actores que se negaron a participar el Proceso de Oslo y a criticar el rumbo de la causa palestina: Abdel Shafi y Edward Said entre otros.
Éstos aún tuvieron suerte, ya que otros que se atrevieron a criticar a la AP al poco de su instalación en Palestina conocieron las cárceles construidas con el dinero que aquélla recibe del Cuarteto para mantener sujeta a la población que malvive bajo la ocupación israelí.
Intelectuales, activistas y resistentes en general han sufrido represalias y castigos por oponerse al proceso de paz. Aunque también han sido ninguneados por los medios, pueden considerarse afortunados, pues los miembros de Hamás, del Frente Popular (FPLP) y otras organizaciones de la resistencia están bajo tierra o en las cárceles de Israel a millares por considerar que las conversaciones son “juegos de niños” y en consecuencia luchan contra la ocupación israelí.
El público de 2010 es como el de años anteriores, y aunque está algo resabiado tras casi dos decenios de proceso de paz, comprará una nueva entrada para ver la enésima película, ya que los medios de comunicación están para realizar una presentación atractiva: “¡se prevé la creación de un Estado palestino en un año!”, “el Premio Nobel de la Paz, Obama, decidido a conseguir la paz en Oriente Medio para mostrar un éxito en su política en esta zona”, “en declaraciones a RNE, Moratinos se mostró esperanzado y confiado en que esta convocatoria sea una realidad y volvamos a retomar la esperanza de paz.”
Mientras se ve la película de las conversaciones en todo el mundo, en Palestina se acumulan los muertos, crece el número de refugiados y disminuye constantemente el tamaño del Estado palestino prometido en 1947, en todo caso ocupado desde entonces por Israel.
Este artículo ha sido publicado por Agustín Velloso en rebelion.org