La detención administrativa es un crimen: Más de 100 presos palestinos en huelga de hambre



Desde el pasado 24 de abril más de 100 presos palestinos secuestrados por Israel mantienen una durísima huelga de hambre que les está llevando al borde de la muerte. 
El objetivo de la huelga de hambre es poner fin a la situación de detención administrativa en que se encuentran todos ellos. La detención administrativa es una acción contraria a todo derecho, incluso contraria al muy irregular derecho de excepción israelí, y consiste en detener arbitrariamente a una persona sin ofrecerle ninguna explicación. En dicha detención los abogados no son informados de los cargos, ni pruebas contra sus clientes, por lo que la persona detenida nunca es sometida a juicio y su condición de preso se puede mantener por tiempo indefinido. Muchos de estos presos y presas pueden estar en esa situación durante años.
En la actualidad hay unos 190 presos palestinos en detención administrativa. Este secuestro perpetrado por Israel, se utiliza como forma de quebrar la resistencia de la población. Sin embargo, el resultado es el contrario, desde que Israel intensificó el uso del secuestro o "detención administrativa" los palestinos han intensificado sus huelgas de hambre, que han sido prácticamente constantes en los últimos dos años.
Miles de presos palestinos, hombres, mujeres y niños, han pasado por este secuestro sin que ningún país se haya atrevido a denunciarlo, al menos ni España ni la Unión Europea lo han hecho. Desgraciadamente hacen todo lo contrario, premian a Israel con acuerdos y subvenciones millonarias para que siga haciendo lo que mejor sabe hacer, un genocidio.A continuación podéis encontrar una traducción de la carta que estos presos en resistencia consiguieron sacar de la prisión la semana pasada.

“A pesar de las cadenas, los barrotes y los muros de las prisiones, esta carta muestra la determinación de aquellos que, al borde de la muerte, se mantienen firmes ante los guardias de nuestra patria, Palestina.
Tras haber dejado las celdas de aislamiento que no eran ya capaces de tolerar nuestros dolores, enfermedades y cuerpos deteriorados; desde nuestras camas de hospital a las que estamos amarrados por cadenas y perros guardianes; entre los carceleros que observan nuestros monitores cardíacos y podrían anunciar nuestra muerte en cualquier momento; al borde de la muerte hacemos un llamamiento que podría ser el último para algunos de nosotros. Nuestro llamamiento es nuestra voz, nuestro grito, nuestro deseo. Somos los detenidos administrativos, los que nos dirigimos hacia la inmortalidad, a abrazar el sol de la dignidad que, al mismo tiempo, podría marcar el final de la batalla por la dignidad. Alzamos nuestra voz en la esperanza de que llegará a nuestro pueblo revolucionario.
Primero, os llamamos a intensificar vuestro apoyo a los compañeros en huelga de hambre a los que todavía no les haya llegado el martirio. Los luchadores que combaten con sus cuerpos a nuestro enemigo fascista merecen de vosotros una postura de lealtad que impida que continúe el derramamiento de nuestra sangre. Este sufrimiento no terminará hasta que no alcancemos todas nuestras demandas.
Segundo, los rigores del hambre han dañado algunos de nuestros órganos, pero algunos deben seguir intactos. Mientras la muerte nos espera, declaramos que nada se interpondrá en el camino de nuestro sacrificio, ni siquiera la muerte. Por lo tanto, donamos los órganos que todavía funcionen a los luchadores, al pueblo pobre y oprimido, que así lo necesita. Estamos esperando una visita del Comité Internacional de la Cruz Roja para que certifique nuestra donación.
Tercero, os pedimos que mantengáis la fe en nuestra sangre y la de todos los mártires que sacrificaron sus almas en el transcurso de la lucha palestina. La fe no es un asunto de palabras, sino de práctica revolucionaria y no conoce la duda ni la debilidad.
Cuarto, perseverar en la consecución de nuestros históricos y legítimos derechos y nunca cedáis ni una pulgada de Palestina, desde el río hasta el mar. El derecho al retorno es el puente hacia nuestros derechos históricos. Estos derechos no pueden ser recuperados sin resistencia, que es el único lenguaje que nuestro enemigo entiende.
Quinto, no falléis a los prisioneros que queden vivos tras nosotros. Aquellos que sacrifican su libertad a cambio de la libertad de su pueblo merecen la libertad y no la muerte.
A nuestro digno pueblo, en Palestina y en la diáspora, a los pueblos libres y a los luchadores por la libertad: haremos que nuestros gritos se oigan a pesar de la oscuridad de las cárceles israelíes, que son tumbas para los vivos.
A los pueblos de conciencia muerta: nuestro Pueblo Palestino continuará la lucha hasta la victoria. Ofrecemos nuestra despedida sonrientes”


Rogamos su máxima difusión, para hacer saber a sus carceleros, a los criminales políticos israelíes y a sus miserables cómplices (los que nos gobiernan) que los presos palestinos no están sólos y que nuestra voz será la suya.