Comunicado de la concentración del 21 de agosto
A partir del artículo de Ramzy Baroud [Profesor de la Universidad de Exeter en Inglaterra y autor del libro Mi padre luchó por la libertad: historia oculta de Gaza] en Middle East Eye. 15 agosto 2014
El nivel de devastación causado por la última ofensiva israelí en Gaza debería servir a cualquier ciudadano del mundo para entender lo profundas que son las raíces del fascismo en la sociedad israelí.
Después de cada carnicería, los ilusionistas de la comunicación ejecutan una importante misión: absolver a Israel de cualquier responsabilidad por sus crímenes. Estos farsantes no sólo demonizan a los palestinos sino también a cualquiera que se atreva a ponerse de su parte. La principal estrategia de Israel es siempre culpar a la víctima.
No hay nada nuevo en esta táctica. Así es como el mal llamado “conflicto árabe-israelí” se ha presentado siempre en los medios de Occidente. El relato oficial es siempre el de Israel y sus medios de comunicación, no el del Pueblo palestino – a pesar de siete décadas de ocupación militar, varias guerras y una lista incontable de masacres.
Desde que comenzó el asedio israelí sobre Gaza, seguido por las elecciones que dieron el poder a Hamas en 2006, Israel ha necesitado a todos sus especialistas en propaganda y todos sus apoyos en Occidente para no tener que explicar que está matando una población entera porque votó en unas elecciones.
Con esta manipulación tan hábilmente enrevesada, que entre otras sandeces vincula a Hamas con al-Qaeda (Israel ya vinculó en su día a Arafat con Hitler), la miseria moral del estado sionista ha vuelto a tocar fondo.
* Hacemos aquí un paréntesis, hablando de miseria moral. Así hablaba Barak Obama, Señor de la Guerra y Nobel de la Paz, hace dos días, a propósito de Irak (no de Siria, por supuesto, donde la OTAN arma a los mismos “luchadores por la libertad” del Estado Islámico): “el Yihadismo es un cáncer que debemos extirpar”. Podríamos haber empezado por no reclutarlo, no financiarlo, no armarlo, no entrenarlo y no organizarlo, habría sido una gran idea.
Los medios de comunicación demonizan a la resistencia y a todos los “malos” palestinos que votaron en 2006, pero evitan hablar del fascismo que invade la sociedad israelí. Y para poder hablar de los “malos” palestinos (“radicales” y “extremistas”) tiene que haber palestinos “buenos” capaces de hablar de “paz” y “convivencia” con el ocupante –incluso de cooperar para combatir a los “radicales” y a cualquier compatriota que siga resistiendo o se manifieste en la calle. Por eso la ocupación nunca fue tan fácil y barata. Pese a los repetidos intentos de reactivar el llamado “proceso de paz”, Netanyahu ha encontrado siempre una forma de sabotearlo –incluso cuando el promotor de la comedia es su socio de Washington.
Para Netanyahu, la “paz” es la peor de las amenazas porque su gobierno se apoya en una ultraderecha judía que no tiene el mínimo interés en parar de robar tierra, matar y colonizar Cisjordania. Israel no necesita ni quiere negociar. Su respuesta es siempre la misma: disparar, incluso a quienes pasean por la calle con carteles y pancartas en Ramallah.
Pero Gaza sigue siendo la excepción. La brutalidad sionista superó todos sus límites en la Operación Plomo Fundido. Muchos predijeron que esa masacre se volvería contra Israel en forma de atentados, pero no fue así. Y la influencia de Israel sobre los medios es tal que redujo el impacto de sus crímenes de guerra a la mínima expresión. Las “primaveras árabes” y la sobredosis de sangre en Libia, Siria o Egipto ayudaron a olvidar temporalmente la matanza en Gaza.
Pero este último episodio es el colmo del genocidio. El pretexto sionista de la “defensa propia” no es suficiente. Ni toda su propaganda puede explicar por qué entierra vivas a familias enteras, por qué asesina sistemáticamente a civiles, por qué pulveriza barrios enteros, por qué apunta contra niños que juegan en la playa, por qué destruye docenas de mezquitas e iglesias, por qué destruye hospitales y asilos o por qué asesina a niños que duermen en escuelas de NNUU convertidas en refugios de emergencia.
* Segundo paréntesis. Los números de hace unas horas, seguro que ya anticuados ahora mismo, con estos: 2.070 personas asesinadas. 10.310 heridos. 4 personas asesinadas en el cementerio mientras entierran a un familiar asesinado horas antes. Para matar civiles, Israel está usando bombas GBU-28, dos toneladas MADE IN USA guiadas por láser. Es imposible no saber dónde caen. Mientras tanto, Obama promete intervenir para combatir la injusticia y el genocidio en cualquier parte del mundo. Esta mañana, la marina de guerra israelí bombardeaba las casas de la costa. Anoche, en Cisjordania, el ejército ametrallaba varios hogares y secuestraba a 3 palestinos en Hebrón y uno en Ramallah, un grupo de colonos prendía fuego a un olivar y otro colono atropellaba intencionadamente a un palestino en Nablús.
Es bastante comprometedor y doloroso para Israel que la resistencia de Gaza, desnuda contra miles de soldados armados con la mejor mierda de guerra que nuestros impuestos pueden pagar, haya matado a 64 invasores. 62 de ellos eran objetivos militares y la mayoría de las operaciones se ejecutó dentro de Gaza.
Tercer paréntesis. ¿La resistencia francesa al nazismo era terrorista? ¿La tan celebrada Agustina de Aragón, o mejor (con perdón por la blasfemia), la mismísima Virgen del Pilar que no quería ser francesa, son iconos terroristas? ¿El gueto de Varsovia estaba lleno de terroristas? ¿Sí o no? Pues Gaza tampoco. Eso se llama resistir, y no hay más agresor que el ocupante. A la cuadrilla de corruptos que controla la prensa, la radio y la televisión hay que recordarles que son casi 70 años. ¡Casi 70 años! AQUÍ NO HAY CONFLICTO CON DOS PARTES, AQUÍ HAY CRÍMENES DE GUERRA, CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD, INVASIONES, ROBO Y GENOCIDIO DEL QUE OS OLVIDÁIS PARA ESCRIBIR TITULARES COMO ESTA BASURA – Ayer mismo en El País, “La división en Hamas bloquea el diálogo”. ¿Se ha preocupado alguien de saber quién demonios está sentado a la mesa en El Cairo? Ni puñetera falta que les hace. Más basura en el mismo periódico: “Israel ataca 100 objetivos en la Franja y Hamas lanza 180 cohetes”. ¿180 es más que 100, verdad? Pues arreglado, aunque sean 180 cohetes contra 100 misiles. La diferencia es que los cohetes matan por casualidad y los misiles ya llevan 2.100 cadáveres en su cuenta. Por cierto, el tercer ejemplo es el más bonito: en muchos medios la cuenta se ha puesto a cero en El Cairo y, ahora, aparte de que la tregua se ha roto por culpa de las víctimas, llevamos solo 30 “muertos en el conflicto” y no 2.100 asesinados por un invasor.
El nivel de crueldad aplicado contra Gaza tiene todo que ver con el fascismo que ha preñado la sociedad israelí durante décadas. Ahí no hay sitio para la crítica y los más altos mandos son los que más hablan de genocidio y piden más y más muertes. Todas las sociedades tienen su reservas de odio y sus grupos extremistas, pero no hay lugar en el mundo donde tengan tanto poder como en Israel […] en los años 80, el terrorista Meir Kahane tenía pocos seguidores en Israel y su partido (el Kach, partidario del genocidio) fue ilegalizado, pero ahora esa misma gente domina el centro ideológico del país. Por eso Moshe Feiglin, diputado portavoz y miembro notable del Likud, pide campos de concentración para aniquilar a Hamas y su “entorno”.
Blanco y en botella. Ni un solo intelectual, periodista, político, ni un solo ciudadano consciente puede alegar ignorancia o mantenerse neutral. Gaza lo ha cambiado todo. La sed de sangre de Israel no debería siquiera discutirse. Es un hecho incontestable y por eso nuestro lenguaje debe ser coherente. Si la verdad es la primera víctima en un desastre como este, para hablar de Palestina debemos respetar escrupulosamente la verdad:
PRIMERO / Rechazando la ocupación militar. Palestina no puede ser juzgada por defenderse y resistir para parar la ocupación, acabar con el asedio y conseguir la libertad. La lucha armada es un derecho reconocido por el derecho internacional para quienes viven bajo ocupación de una potencia extranjera.
SEGUNDO / Recordando que ser neutral ante una injusticia es ponerse del lado del agresor. No hay sitio para la neutralidad cuando un ejército invasor asesina a miles de civiles. En un caso como este, esa falsa neutralidad solo demuestra la patética cobardía intelectual de los cómplices.
TERCERO / Rechazando el tabú que impide comparar las ocupaciones sionista y nazi. Aunque Israel sigue al pie de la letra los criterios racistas que fundan todo proceso de limpieza étnica, la analogía va mucho más allá: en Palestina se está perpetrando un genocidio.
CUARTO / Evitando hablar de “culpas compartidas” que oculten la responsabilidad del ejército ocupante. La resistencia que saboteó el camino de los tanques Merkava en Jabaliya y Shejaia es un ejemplo heroico del valor del Pueblo Palestino. La resistencia armada de la II Guerra Mundial sigue siendo hoy admirada en todo el Mundo. La palestina debería serlo también.
QUINTO / Negándonos a hablar de “palestinos buenos y palestinos malos” como hacen Israel y sus aliados. Los hay que resisten, los hay que colaboran con el enemigo, los hay que pagan un precio por ello y los hay que se benefician de la ocupación. Todo eso es triste y complejo, pero no es la causa del problema sino una de sus consecuencias.
SEXTO / Acusando a Israel como lo que es: un estado fascista. Controla los medios de comunicación y reprime la disidencia, consigue sus objetivos por medio de la violencia y ejecuta el genocidio cuando le conviene. Hablar de “la única democracia de Oriente Medio” es una señal intolerable de ignorancia voluntaria.
SÉPTIMO / Huyendo de la demagogia que analiza el “conflicto árabe-israelí”. Hay que acabar con los juegos de palabras. No hay un “conflicto” porque sí, hay una ocupación militar por culpa de un estado terrorista. Los palestinos están resistiendo este crimen sin más apoyo que el de millones de personas de todo color, raza, religión o nacionalidad en todo el Mundo.
OCTAVO / Recordando que el asedio israelí de Gaza nunca habría sido posible sin el apoyo de los estados de su entorno. Entre ellos destaca Egipto. El estado egipcio es culpable del sufrimiento del Pueblo Palestino y como tal debería ser señalado y condenado.
NOVENO / Recordando que quienes apoyamos a palestina no lo hacemos por pena ni piedad sino por respeto y admiración a un pueblo valiente y heroico.
DÉCIMO y último / Para parar la ocupación y el genocidio, nuestras acciones no deben parar en ninguna parte del Mundo. Quienes apoyan a Israel deben ser señalados públicamente, porque facilitar la ocupación y sostener la máquina de guerra y propaganda es ser cómplice de crímenes contra la humanidad. Ellos son el objetivo del boicot. La Campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones debe continuar hasta convertirse en la mayor plataforma de solidaridad del Mundo.
Y se acabaron las palabras bonitas. No hay otra opción que actuar. Hace mucho que se acabó el tiempo de hablar sin hacer nada. La benevolencia con Israel, cualquiera que sea su excusa, no tiene sentido en este movimiento. Nuestras demandas son las del Pueblo Palestino, y son innegociables: parar la ocupación, castigar a los responsables, acabar con la limpieza étnica y el genocidio, cancelar el bloqueo y poner a los culpables ante el Tribunal Penal Internacional por sus crímenes de guerra y contra la humanidad.
Mientras todo eso llega, hacemos nuestras las palabras de Ramzy Baroud para prometer a quienes colaboran con el genocidio que van a pagar por ello: no pararemos hasta que os arrepintáis por haber sido cómplices. Nuestra arma es el boicot y nuestra fuerza depende del número de apoyos y participantes que la campaña siga ganando. No pararemos hasta que esta causa se resuelva con justicia, porque sin justicia no hay paz que valga.
VIVA LA LUCHA DEL PUEBLO PALESTINO
VIVA PALESTINA LIBRE
En la re-enésima concentración convocada por el Foro Palestina Libre de Zaragoza – 21 de agosto de 2014