15 DE MAYO DE 2019: DÍA DE LA NAKBA
A partir del 15 de mayo de 1948, un día después de la proclamación
unilateral e ilegal del estado de Israel, los grupos paramilitares
sionistas iban a convertirse en “ejército regular”. Muchos de
sus líderes, genuinos terroristas y responsables de numerosos
atentados contra sus propios socios británicos, acabarían ocupando
cargos en el gobierno. A alguno hasta le concederían, años después,
algún premio Nobel de la Paz. Por la gracia de Gran Bretaña y
Naciones Unidas, con la bendición de la misma Comunidad
Internacional que lleva 71 años declamando poesías y tolerando
asesinatos, el Pueblo Palestino empezó a vivir en 1948 su nueva y
peor pesadilla: masacres, expulsiones, quema de casas y aldeas,
terror, exilio, refugio, miseria. Desde entonces y hasta hoy.
Hace 10 días, entre el 5 y 6 de mayo, 27 personas fueron asesinadas
en Gaza por los ataques del ejército sionista. Entre ellas 4
mujeres, 2 de ellas embarazadas, un bebé de 4 meses y un niño de 12
años. En 48 horas, 130 viviendas fueron reducidas a escombros y
otras 700 sufrieron graves destrozos.
El 15 de mayo del año pasado, EEUU e Israel inauguraban la mudanza
de la embajada estadounidense a Jerusalén. “Amigos, qué glorioso
día”, celebraba Netanyahu. El yerno de Trump, Jared Kushner,
declaró: “apoyamos a Israel porque ambos creemos en los derechos
humanos, la democracia que vale la pena defender”. A la vez, fuera
de la nueva embajada, decenas de manifestantes palestinos fueron
golpeados y arrestados por las fuerzas de seguridad israelíes. Ante
la escena, los civiles israelíes celebraban la apertura de la
embajada, aplaudiendo y cantando “¡Quemadlos, disparadles,
matadlos!”.
Ya lo estaban haciendo. En Gaza, a solo 75 kilómetros de Jerusalén,
los soldados del ejército de ocupación mataron a más de 60
personas en apenas 24 horas, incluida una niña de ocho meses. El
número de heridos era incontable. Un periodista del canal irlandés
RTE preguntó a Michal Maayan, joven portavoz del gobierno Israelí:
“¿Por qué las fuerzas israelíes han disparado a matar contra los
manifestantes en la frontera de Gaza?”. El estado genocida
respondía con sinceridad asesina: “Bueno, no podemos meter a toda
esa gente en la cárcel”.
Hagamos una cosa: demos la vuelta a esa entrevista. Las últimas
siete décadas de lento genocidio se explican mejor al revés. La
verdadera pregunta es: ¿Por qué 4 de cada 10 hombres palestinos,
incluidos centenares de niños, ha pasado por la cárcel? ¿Por qué
la tortura es legal y habitual? ¿Por qué entran los soldados a las
escuelas a detener a niños de primaria? ¿Por qué tantos disparos
en la cabeza a sangre fría? ¿Por qué se divierten los soldados
sionistas disparando a niños por la calle? ¿Por qué les hieren en
las piernas para dejarlos inválidos de por vida? ¿Por qué hay
mujeres palestinas que dan a luz atadas en la cárcel? ¿Por qué?.
Y la verdadera respuesta del sionismo es siempre la misma: Porque no
pueden matarlos a todos de una sola vez, que es lo que les gustaría
hacer. Además hay una población, la israelí, a la que seguir
educando en el fanatismo racista y el terror para que siga pidiendo
más sangre, para que críe a sus niños subiéndolos a los tanques y
pintando mensajes en los misiles que destrozan casas, escuelas,
hospitales, vidas, pueblos, ciudades y familias. Una población que
vote al más cruel y sanguinario de sus candidatos. Una sociedad
psicópata y paranoide, nacida y organizada en torno al crimen de
estado, que no vea seres humanos sino cucarachas a las que eliminar a
sangre fría. ¿Os suena de algo? A quien recuerde el holocausto y el
horror nazi le llamarán “negacionista”. A quien recuerde que un
día del siglo XX alguien firmó unas leyes muy importantes para
decir “nunca más”, le llamará “antisemita”. A quien
describa este genocidio le llamarán “terrorista”. Y lo harán
todo en nombre de una democracia gobernada por criminales, una
democracia cuyos ejércitos democráticos y sus mercenarios
emprendedores matarán tanto como manden las cuentas de resultados de
sus empresas.
Hoy, en 2019, 71 años después, el socio preferente y padrino de
todas las masacres sionistas propone la “solución definitiva” a
eso que llaman “conflicto palestino-israelí” para no llamarle
“acuerdo entre criminales” o “proyecto de exterminio y saqueo”.
Donald Trump, Netanyahu y sus respectivas bandas de psicópatas
anunciaron que el 15 de mayo, otra vez un 15 de mayo, harían público
su “Acuerdo del Siglo”. Así han llamado al último paso para
asesinar el derecho de autodeterminación del Pueblo Palestino y
reducir su territorio a una serie de islotes incomunicados y sujetos
a voluntad de esa alianza.
El imperialismo y el sionismo están dando otro paso de gigante: el
territorio ocupado se convierte así en una cárcel a cielo abierto,
esta en un campo de concentración (o en docenas de ellos) y este,
poco a poco, en una inmensa fosa común. Este crimen volverá a
perseguir, día a día hasta el fin de la historia, a todos los
miserables que, en nuestro nombre y sin nuestro permiso, apoyaron,
colaboraron e hicieron negocio con él. Como en los mil capítulos
anteriores, los criminales llaman “Acuerdo de Paz” a su Proyecto
de Exterminio.
Sobre el papel, aunque los cómplices son muchos más, los
principales patrocinadores del “Acuerdo del Siglo” serán los
estados petroleros del Golfo, pues ellos son los que sacarán más
tajada en su papel de guardianes de la zona. También EEUU y la
miserable Unión Europea, incluido el siempre solícito Estado
español. También, en papeles secundarios, China, Corea del Sur,
Australia o Canadá.
Las condiciones que ese acuerdo impone al Pueblo Palestino suponen
una extorsión mafiosa inasumible. Se le pide aceptar su
encarcelamiento, su tortura, el robo de sus tierras y casas, el fin
de su memoria, su muerte física completa. Ninguna de las condiciones
incluye el derecho al retorno de los millones de expulsados, ni
respeto de fronteras, ni una sola de las mentiras predicadas durante
años. Se trata de todo lo contrario. Todo, como es lógico, se ha
firmado sin preguntar a las víctimas. Y cuando las víctimas digan
“no”, cuando el Pueblo Palestino siga resistiendo, le llamarán
“terrorista” porque no hay justicia ni ley que valga. No hay
justicia ni vergüenza, solo sangre y mentiras. Ni resoluciones de
Naciones Unidas, ni Tribunal Penal Internacional, ni Convenciones ni
otros cuentos. Más ocupación, más muertos, más expulsados, más
robo de tierras. El valle del Jordán, los altos del Golán,
Jerusalén, sobornos a los estados canallas de la zona, sometimiento
militar, prohibición de movimiento, expolio de recursos, chantajes,
impuestos, colaboración de Egipto… TODO está incluido.
Cualquier norma legal internacional es incompatible con la existencia
del estado sionista y su sed de sangre. Algo parecido ocurre con sus
socios. El criminal escribe la ley para violarla cuando quiera y
borrarla del mapa cuando le molesta. ¿Para eso sirve el Derecho
Internacional? ¿Para que los más grandes asesinos sigan riéndose
en nuestra cara? Mientras tanto vemos correr la sangre de nuestros
hermanos y hermanas en cada pueblo masacrado, en cada territorio
saqueado, en cada guerra, en cada uno de sus negocios.
Lo que el Pueblo Palestino lleva un siglo sufriendo es una ocupación
colonial asesina, primero bajo mandato británico y luego regalada a
un proyecto estratégico racista, fanático y sangriento llamado
sionismo. Es muy fácil de entender. Está escrito, documentado y
testificado por sus supervivientes. También por quienes tienen la
mínima dignidad para no ser cómplices y renuncian a su condición
de ciudadanos de un estado fundado en la sangre y el terror. Ellos y
ellas, quienes dan ese paso para huir de una sociedad que chapotea en
el deseo permanente de matar, acaban señalados por el sionismo como
“malos judíos”. A nosotros y nosotras, por poner palabras a lo
obvio, también tratan de criminalizarnos. Haría reír si no diera
tanto asco.
El Pueblo Palestino lleva 71 años resistiendo un apartheid, un
genocidio, una limpieza étnica lavada, blanqueada, justificada,
alabada, apoyada, promovida y financiada por el estado español entre
muchísimos otros. Nos avergüenza su colaboración con un estado
asesino. Nuestros gobiernos, todos y cada uno de ellos hasta hoy,
parecen orgullosos de formar parte de ese “Club Mundial del Crimen
de Lesa Humanidad”. Todos ellos son indignos, ilegítimos y
violadores de la legalidad internacional. Todos ellos son cómplices
y colaboradores. Todos ellos merecen nuestro más profundo asco. No
nos merecerán el mínimo respeto ni obediencia alguna hasta que se
dignen a hacer lo que firman.
Hoy, 15 de mayo de 2019 y ayer, mañana y siempre, nuestra causa
es la de las hermanas y hermanos que resisten. Nuestro odio y nuestra
repulsa siguen señalando a los responsables de este crimen, que se
llama genocidio y es muy fácil de entender – si se quiere
entender.
CON LA LUCHA DEL PUEBLO PALESTINO
CON SU RESISTENCIA, SU EXISTENCIA, SU DIGNIDAD
VIVA PALESTINA LIBRE
VIVA PALESTINA LIBRE
VIVA PALESTINA LIBRE
Foro palestina Libre de Zaragoza, 13 de mayo de 2017